Hernias en perro: Tipos, síntomas y tratamiento

Hernias en perro

Las hernias en perro hacen referencia a un trastorno común que puede afectar a distintas estructuras del cuerpo canino. Aunque no siempre representan una urgencia vital, lo cierto es que pueden derivar en complicaciones severas si no se detectan y tratan a tiempo. Por eso, conocer los tipos de hernias, sus síntomas y las opciones de tratamiento es esencial para asegurar el bienestar de tu mascota. 

A continuación, desde Artizumi, te contamos todo lo que necesitas saber:

Articulaciones perros

¿Qué es una hernia en perros?

Una hernia en perros se produce cuando un tejido u órgano interno sobresale a través de una abertura anormal en la musculatura o el tejido conectivo. Esta protrusión generalmente se manifiesta como un bulto visible o palpable, y puede ir acompañada de dolor, debilidad o dificultades funcionales. 

Las causas más frecuentes de este problema incluyen factores genéticos, especialmente en el caso de hernias discales, traumatismos o lesiones, obesidad, falta de actividad física, envejecimiento, defectos congénitos y alteraciones musculares o neurológicas. 

La salud del tejido conectivo y de las articulaciones desempeña un papel fundamental en la prevención, por lo que muchos especialistas recomiendan incluir condroprotectores naturales en la dieta diaria del perro. Entre los más utilizados se encuentran el colágeno hidrolizado, la glucosamina, la cúrcuma y el mejillón de labio verde, conocidos por su capacidad para fortalecer las estructuras articulares y musculares.

Síntomas de hernias en perro

Los signos clínicos pueden variar considerablemente según el tipo de hernias en perros y su localización. Algunas hernias pueden pasar desapercibidas durante un tiempo, mientras que otras provocan síntomas evidentes desde etapas tempranas. La gravedad de los signos también dependerá del tamaño de la hernia y de si compromete órganos internos o estructuras vitales.

No obstante, de manera general, entre los síntomas de hernias en perro más frecuentes destacan:

  • Bultos blandos o firmes en el abdomen, la ingle o el perineo
  • Dolor al tacto o al moverse
  • Dificultades para caminar, orinar o defecar
  • Pérdida de fuerza en las patas traseras
  • Cambios en el comportamiento: apatía, decaimiento o vocalización excesiva

Tipos de hernias en perro más frecuentes

Existen varios tipos de hernias en perro, cada una con unas características, causas y riesgos distintos. Algunas son más comunes en determinadas razas, edades o condiciones físicas, y su detección temprana es clave para un óptimo tratamiento. 

A continuación, desde Artizumi, entramos en detalle en las más comunes:

1. Hernia discal en perros

En primer lugar, la hernia discal en perros se produce cuando un disco intervertebral se desplaza y comprime la médula espinal; una condición que afecta principalmente a razas como el Teckel, el Bulldog francés y el Beagle. 

Los síntomas más comunes de la hernia discal en perros incluyen dolor en la espalda o el cuello, parálisis parcial o total, incontinencia y alteraciones en la marcha, lo que refleja la gravedad de la compresión nerviosa. 

El tratamiento puede variar según la severidad del caso; en estadios leves, se recomiendan antiinflamatorios, reposo y fisioterapia para aliviar los síntomas y promover la recuperación. Sin embargo, en casos graves es necesaria una cirugía descompresiva urgente para evitar daños permanentes. 

El uso de condroprotectores naturales puede ser un complemento importante, ya que ayudan a fortalecer los discos intervertebrales y los tejidos conectivos, contribuyendo a ralentizar el deterioro asociado al envejecimiento y mejorando la calidad de vida del perro.

2. Hernia perineal en perro

En segundo lugar, la hernia perineal en perros ocurre cuando una parte del intestino, la próstata o la vejiga se desplaza hacia la zona perineal, que se encuentra entre el ano y los genitales. Es importante saber que esta condición es más común en perros machos mayores que no han sido castrados. 

Los síntomas típicos incluyen la aparición de un bulto junto al ano, estreñimiento o incontinencia, y dolor al defecar, lo que puede afectar significativamente el bienestar del animal. 

El tratamiento generalmente consiste en una cirugía correctiva para reparar la hernia, junto con la castración del perro para prevenir recurrencias futuras. Mantener una musculatura perineal fuerte y tejidos bien nutridos puede ayudar a disminuir la predisposición a esta afección, por lo que suplementos naturales que contengan MSM, colágeno y ácidos grasos omega-3 pueden resultar beneficiosos para la salud del tejido conectivo y muscular en esta zona.

3. Hernia umbilical en perros

Por otro lado, la hernia umbilical es una afección común en cachorros, especialmente cuando el cordón umbilical no cicatriza correctamente o tras partos complicados. Se manifiesta como un pequeño bulto blando cerca del ombligo, que en muchos casos no provoca dolor ni otros síntomas evidentes. 

En general, el tratamiento consiste en la observación cuando la hernia es leve, pero si el bulto aumenta de tamaño o causa molestias al cachorro, puede ser necesaria una intervención quirúrgica. 

Para favorecer una mejor cicatrización y un adecuado desarrollo muscular desde temprana edad, es fundamental mantener una alimentación equilibrada que incluya ingredientes funcionales que apoyen la salud y recuperación del tejido.

4. Hernia inguinal en perros

Por último, la hernia inguinal en perros se produce cuando el tejido interno se desplaza hacia el canal inguinal, afectando con mayor frecuencia a hembras gestantes y a perros con predisposición congénita. 

Los síntomas más comunes incluyen hinchazón en la zona de la ingle, dolor o dificultad para caminar, así como inflamación abdominal. El tratamiento recomendado generalmente es la cirugía, ya que permite evitar complicaciones graves como el estrangulamiento de órganos. 

Para reducir el riesgo de esta hernia, es importante controlar el peso del animal y mantener una dieta rica en nutrientes con propiedades antiinflamatorias, como la cúrcuma y los ácidos grasos esenciales.

¿Cómo se diagnostica una hernia en perros?

El diagnóstico de una hernia en perros debe ser realizado por un veterinario, quien evaluará al animal mediante una exploración física, acompañada de la palpación de la zona afectada para detectar cualquier bulto o anomalía. 

Para confirmar el diagnóstico y determinar la gravedad del problema, es común que se recurra a pruebas de imagen como radiografías, ecografías o resonancias magnéticas. 

En cuanto al tratamiento, como hemos visto, las opciones varían según el tipo y la severidad de la hernia. En los casos más leves, puede indicarse reposo junto con medicamentos antiinflamatorios para reducir la molestia y la inflamación. Sin embargo, en hernias moderadas o severas, suele ser necesaria una intervención quirúrgica para reparar la abertura y posicionar correctamente el tejido u órgano afectado. 

Tras la cirugía, la rehabilitación física desempeña un papel importante en la recuperación del perro, al igual que la modificación de la dieta, que puede ayudar a fortalecer el organismo y facilitar la cicatrización.

¿Cómo pueden ayudar los condroprotectores a reducir las hernias en perro? 

Los condroprotectores pueden desempeñar un papel clave en la prevención de hernias en perros, ya que contribuyen al fortalecimiento de las articulaciones, los discos intervertebrales y los músculos, lo que mejora la estabilidad estructural del cuerpo del animal. 

Incluir estos suplementos en la dieta forma parte de una estrategia preventiva más amplia, que también contempla mantener un peso saludable, evitar movimientos bruscos, especialmente en razas predispuestas, y utilizar arneses ergonómicos para reducir la presión sobre la columna y otras zonas sensibles. 

Además de prevenir el deterioro degenerativo relacionado con la edad, los condroprotectores ayudan a reducir la inflamación crónica y favorecen la movilidad y elasticidad de los tejidos. 

Entre los ingredientes naturales más beneficiosos destacan la glucosamina, la condroitina, el colágeno tipo II, el mejillón de labio verde, la cúrcuma, el MSM y los ácidos grasos omega-3, todos ellos conocidos por su acción antiinflamatoria y regeneradora sobre el tejido conectivo.

Las hernias en perro son una condición relativamente común pero que requiere atención inmediata. De esta forma, incorporar condroprotectores naturales como parte de una dieta preventiva no solo favorece la salud articular, sino que también puede reducir la probabilidad de aparición de ciertas hernias, especialmente en razas predispuestas o perros mayores.

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